3. ¿Por qué se piensa que Homero fue un gran educador?

Homero ha de ser considerado como el primero y el más grande educador y formador de la humanidad griega. La importancia educadora de Homero no se limita al planteamiento expreso de determinados problemas pedagógicos ni a algunos pasajes que aspiran a producir un determinado efecto ético.
Homero nos ofrece múltiples descripciones de los antiguos aedos, de cuya tradición artística ha surgido la épica. El propósito de aquellos cantores es mantener vivos en la memoria de la posteridad los “hechos de los hombres y los dioses”. La gloria y su mantenimiento y exaltación constituye el sentido propio de los cantos épicos. La épica constituye un mundo ideal y el elemento de idealidad se halla representado en el pensamiento griego primitivo por el mito. La tendencia idealizadora de la épica, conecta con su origen en los antiguos cantos heroicos, la distingue de las demás formas literarias y la otorga un lugar preeminente en la historia de la educación griega. Todos los géneros de la literatura griega surgen de las formas primarias y naturales de la expresión humana.
También quiere poner de relieve en sus obras el valor de todos los héroes famosos; sobre el fondo sangriento de la pelea heroica se destaca, en la Ilíada, un destino individual de pura tragedia humana: la vida heroica de Aquiles. La acción de este es pura el poeta el lazo íntimo mediante el cual reúne las escenas sucesivas de lucha en una unidad poética. A la trágica figura de Aquiles debe la Ilíada el ser un monumento inmortal para el conocimiento de la vida y del dolor humano.
La obra de Homero está en su totalidad inspirada por un pensamiento “filosófico” relativo a la naturaleza humana y a las leyes eternas del curso del mundo. Su gracia se muestra en que penetra en lo universal y necesario de su asunto, y desde los primeros versos la acción transcurre con ininterrumpida continuidad.
Se imponen aquí algunas observaciones sobre la acción educadora de la poesía griega en general y, de un modo muy particular, de la de Homero. La poesía sólo puede ejercer esta acción si pone en vigor todas las fuerzas estéticas y éticas del hombre. Pero la relación entre el aspecto ético y estético no consiste solamente en el hecho de que lo ético nos sea dado como “materia” accidental, ajena al designio esencial propiamente artístico, sino en que la forma normativa y la forma artística de la obra de arte se hallan en una acción recíproca y aún tienen, en lo más íntimo, una raíz común. (…) Pero sólo puede ser propiamente educadora una poesía cuyas raíces penetren en las capas más profundas del ser humano y en la que aliente un ethos, un anhelo espiritual, una imagen de lo humano capaz de convertirse en una constricción y en un deber. La poesía griega, en sus formas más altas, no nos ofrece simplemente un fragmento cualquiera de la realidad, sino un escorzo de la existencia elegido y considerado en relación con un ideal determinado.